sábado, 2 de septiembre de 2017
Pareidolias en las manchas de la vida
Con fortuna o sin fortuna, vivir genera manchas.
Y los expertos en pareidolias, las ven, ávidos de encontrar en el insano husmear, buscan inasumibles y escondidas taras.
Somos lienzos malditos que se corrompen en los desvanes de nuestras enjalbegadas casas.
Retratos sin acicalar que guardamos bajo setenta llaves.
Altillo que trastorna y tilda, todo bajo cubierta, bajo los mil potingues que hacen cómica nuestra patética cara.
Irsia, Yoransel, Hosky, Jacoba, Dervik, fantasmas del aquelarre de mi conciencia.
Luces de las espeluznantes sombras que me habitan.
Me habita el invierno.
Me habita el infierno.
Me escapo del drama exprimiendo, rentabilizando trastornos, viviendo una vida trastornada.
El oleaje moja mis tobillos y yo herido por el nido de buitres de mi cabeza, sueño con las eternas ruinas de pulcrísimo mármol, ruinas de olvido, de erosión, de riada.
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