jueves, 30 de abril de 2020

Palabra desterrada


No soporto el peso, de la plumbea nada.
La mano ausente que me provoca tanta infelicidad.
No soporto el azul, de tu perfidia.
La mano amiga y ausente que me produce inseguridad.
No soporto las horas de encierro, con la algarabía del intrascendente.
Ahogo el llanto, con las palabras iracundas, que desfilan marciales a la estéril guerra.
Necesidad, palabra desterrada, porque ya no sé amar.
En mis manos ya no habita la piedad.

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