martes, 7 de abril de 2020

Su preferido


Su preferido era más suave, pero el vicio fuerza a apurar lo que se tiene a mano, sabores densos determinados por la urgencia.
En las redes somos tan cazadores, como presas, trofeos expuestos bajo engañosos prospectos de talentos y virtudes inexistentes.
No fue ni en su casa, ni en la suya, fue en una pensión de olor rancio, al lado de la plaza donde se citaron. Se reconocieron en seguida, ambos llevaban en sus manos un libro rojo. Samuel, a Ana Karenina, Luis, un libro de cuentas.
Su tabaco era áspero, pero tras el galope aspiró el mismo humo que él.

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