miércoles, 26 de septiembre de 2012

Catorce raíces

Será en los grandes ventanales donde se ampare la miseria.
Diques que frenarán el fulgor de artificial sol.
Allí está quien estercola las margaritas de la codicia.
Ya no están en el limbo tus traicionados hijos.
Es magnifica la gravedad de tu altura.
Torre desde donde temes precipitar.
Férreo freno que me aturde y atrae.
Signaré con tinta azul la estafa.
Con nada vine, con nada me voy.
Me pesan las alhajas para volar.
No partiré hoy, aun me anclan catorce raíces.
Y yo nunca a ellos les precipitaré el fin.


Zorras que despellejáis infantes

SI DIOS EXISTE, QUIERO QUE UN POTENTE RAYO LAS FULMINE, NO CREO EN LA JUSTICIA HUMANA, PERO SI EN LA DIVINA, LA QUE VE EL INTERIOR DE SUS ALCOBAS Y COMO VULGARMENTE GOZAN EN SUS CUBILES, TRAS PROFERIR INJUSTOS DAÑOS AL CORDERO MÍSTICO. ZORRAS QUE DESPELLEJÁIS INFANTES Y DORMÍS A LA PATA LA LLANA, OS DESEO EL PEOR DE LOS CÁNCERES.

Con la palma en la mano

Al borde del precipicio de la saturación, mi ser no soporta mas tanto veneno. Ya no metabolizo tanta maldad, y precipita punzante, en hirientes cristales a los pies de mi alma, aislándome en un desierto de cuchillos, de estiletes, de dagas, y de infinitos y cortantes vidrios rotos. El lunes sera mi rendición, tras las alegaciones, pondré fin al martirio, y saldré de la casa consistorial, con la palma en la mano, y sobre mi nimbada cabeza sobrevolara el paráclito.



martes, 25 de septiembre de 2012

Nada temo bravo mar

Llegó la bajamar, ya puedo buscar entre las húmedas y brillantes caracolas, la perdida tranquilidad. Está mi playa fresca y limpia, en calma y sin la erosiva maldad. Podré dormir, al amparo del erizo, acariciado en las someras aguas por las multicolores anémonas. Bellísimo y salado azul, aguamarina de facetas perfectas, estanque de descanso, reposo de los posos de la escorrentía de la infernal tormenta, suave terciopelo de frondosas algas, acariciadme, no sabéis cuanto os he echado de menos. En la pulcra y viva profundidad del berilo, me zambulliré. Ya nada temo bravo mar de fresca sal, con la pleamar habéis barrido de mi litoral a todo los que me causaban dolor.



Se caminar sin ti

SABER DECIR ADIÓS.
Cuando alguien ha decidido no acompañarte, o su compañía te daña, hay que saber decir adiós, hasta aquí me has acompañado en perfecta simbiosis, en transacción elegida, en equilibrada o desequilibrada entrega. Pero si hoy y ayer sentiste que el daño ya no merecía la pena ser soportado, es hora de decir adiós, lo que no sirve estorba, y en el viaje de la vida hay que caminar ligero de desafectos.
ADIÓS TE TENDRÉ EL DUELO JUSTO, Y PASARÁ, PORQUE SÉ, QUE SÉ CAMINAR SIN TI.



lunes, 24 de septiembre de 2012

El vulgarmente parecer

Aunque a veces lo olvidemos existe una interacción entre cuerpo y alma. De tanto relamer, acicalar, afeitar, operas y recauchutar, terminamos siendo, "bellos" esperpentos, como peras que nacen en un zarzal. El alma es inoperable, es atmosférica, y termina tildando, el cántaro roto, mil veces pegado, mil veces barnizado para que brille henchido de ácido hialurónico. Tenemos una sola existencia, a día de hoy, creo que deberíamos vivirla con una cierta coherencia. Y deberíamos entender que tener el aspecto de la mas bella flor no lleva aparejado producir su néctar. La teatralidad es un engaño y es lo primero que tendríamos que aprender. Deberíamos partir del magnetismo del ser, no del magnetismo del vulgarmente parecer.







Las agujas de un reloj

Un destello de luz.
Una espina clavada de forma profunda en el pie.
El zumbido del dolor. 
La agotadora búsqueda del desdén.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Mi joyel


Seréis vosotros, los allegados, los próximos, los cercanos en el momento de mi óbito, no los grandes buitres, si no vosotros los enlutados, los que yo he querido y he criado, los que en el segundo siguiente a mi muerte picoteareis mis ojos. Y vuestras mujeres las picazas se darán un festín con mi joyel.



Ni para temer

Rendido por el peso de tu marmórea perfección.
Se derrite mi ser en la cismática cúspide del sentirte, del sucumbir a la grave fuerza de tu mórbido cuerpo.
Sudan mis palmas, sudan mis yemas, en el presentir la proximidad de tu contacto.
Besa mis labios, pulcrísimo ángel de Carrara. Y en la rendición sin fisuras, me consagrare a ti.
Mírame y no separes de mi tu mirada, que el solo pensar que te pierdo de mi vista, es dolorosa llaga, que orada mi ser.
Es mi vida un pabilo, titilante y tembloroso. El gusano del temor roe mi corazón, y me zarandea en el borde del acantilado por el que se me despeñaría, tu arrasadora perdida.
Sin más disfrutaré el tiempo fugaz, en el que el mañana no existe, ni para proyectar, ni para temer.




Finjo pero no olvido

Domado y comportándome según precepto e instrucción, pero sin mover un ápice mi primigenio fin.
Te desmontaré cuando menos te lo esperes, en el mas rápido de los galopes, con el mayor de los estrépitos, con el mayor impacto y buscando tu mayor daño.
Rendido pero no vencido, claudicado pero no anulado.
Espero y ruego el momento en el que dejarte postrado por eternidad de eternidades.
En la larga espera crecerá la fiera subyugada, la fiera que te servirá la cena helada, como corresponde al rango de tu barbarie.
"Finjo pero no olvido" es el lema de mi apellido y casa.


La indeleble proeza

Versos escritos sobre cuerpos malditos, en el día del señor, en la festividad de san Lino. Perderé el norte y rogaré que en mi cuerpo afloren las palabras cobardes que me hicieron daño, y con el dolor del martirio afrontaré la indeleble proeza de no olvidar jamas y recordar siempre...........


                                          

Cuido tus tesoros

Tengo en mis manos, tu esencia, derramada en mil objetos que venero con celo egoísta, ya se que lo sabes, te he hecho un altar, allí te cuento y en el contarte, te retengo, mantengo y me entretengo. Es duro perder, pero hay mil estrategias para conservar, en la cámara circular de los sueños donde el fuego es avivado, por las bellas piezas que tocaron tus manos, que tildo tu aroma, que elegiste para tu casa. Yo se que me estas esperando, y yo mientras tanto cuido tus tesoros, mimo tus plantas, y al bello ser, de tu can, cien mil veces lo beso, y en sus besos, a ti te beso. Y se que en el estanque verde de los ojos de Baltasar, todos los días nadas un rato tu.



La yema del indice

Rellenare las instancias, mientras en la sala de las almas canta el gorrión. Sera tu burocracia desmedida el tormento de tu casa, pleitear, para nada conseguir, duelo caligráfico, de dolorosas peticiones. Me lamentare en la árida estancia, minutos antes de la negación. Y con la puerta ya cerrada construiré. Abandonare la postración que me impedía signar. Tengo gastada la yema del indice, se borro 
en el laberinto sufrido, laberinto de papel. Vicio de pedir, vicio de mendigar, e implorar, un alma, una bella alma que tilde mis actos, mis acciones, mis obras, mi derroche atroz en este mundo de desafectos, de esclusas que me embalsan y embotan, impidiéndome, el bello devenir del cauce propicio, hacia el bello y salado mar del descanso. En tu celo por impedir el disfrute, del don del alma, a los vientres hipervisitados, de las rameras de tus alcobas, me condenas a mi, a este deambular sin ser y sin nimbar que es la vida en tu agrio reino. Morirá la viciosa madre, tras las ponzoñosas irrigaciones a las que someterá a su vástago, muerto el ser en sus entrañas se terminara el padecer, con el estrépito del alarido de la mala madre. Y en su descanso eterno alojara por siempre al niño no nato, ser de su ser, carne de su carne, veneno
que por el cordón umbilical paso de uno a otro condenado a ambos a un infernal descanso eterno.



El humano indolente

Mi desmedido alarde de luz, será como si una luciérnaga concentrara en un segundo el fulgor de toda su vida para tras la proeza morir.
Es tan efímero el tiempo sin macula.
La humanidad está tan desatenta a los prodigios.
Todo se olvidará pasado el urgente aplauso y la oscurecedora caída del telón.
Clavaré en mi sien la larga aguja de la piocha, sin ruido, sin sangre, sin manchar.
Naufragarán mis ojos en un rojo mar, para ya nunca, nunca despertar.
Todo lo pretérito pasará veloz, por el vítreo marrón verdoso.
Potreará en mi pecho el rebelde corazón, previendo el fin.
El galope potenciara el último y gran borbotón.
Y ya no seré ni brasa, ni tizón , ni acero candente que arrase con la impavidez expectante del humano indolente



sábado, 22 de septiembre de 2012

Las raíces del pionero


En la yerma y socavada extensión de piedra caliza, no me hostigarán ni el armiño, ni la garduña.
Te verás obligado a trepar por mi mundo vertical.
La erosión impedirá que alcance el cielo.
El gélido viento de tus dañinas palabras, recortará mis álgidas crestas, aristas de nieves perpetuas.
Ensancharé el valle con el llanto de de la soledad de mi cumbre.
Llanto níveo, que arañará lo angosto, descarnándolo todo en ancha y profunda llaga, que mi alma de hielo cauterizará.
El escaso alimento me obligará a llevar una vida solitaria, y fuera del alcance de las nubes, como una mantis religiosa me solazaré con la proximidad del sol.
Con las raíces del pionero, engarzaré en la dura roca, el bello azul, acomodaticio, dulce y crepitante de destellos.
Y en la inaccesible provisión se que moriré.