Seréis vosotros, los allegados, los próximos, los cercanos en el momento de mi óbito, no los grandes buitres, si no vosotros los enlutados, los que yo he querido y he criado, los que en el segundo siguiente a mi muerte picoteareis mis ojos. Y vuestras mujeres las picazas se darán un festín con mi joyel.
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