miércoles, 26 de septiembre de 2012

No puedo abrazarme a solas

Deseaba morir en la llovizna, nada pertinaz, para mi gusto, muy suave, y poco fértil, todo ha pasado, este día de borrasca y bochorno interior. Morir en agosto, en un caluroso duelo de lagrimas y sudor, todo hoy fue pesar, pero ya paso, devenir contante que me martirizas, con estos días de lagrimas de San Lorenzo, crueles y deslenguadas perseidas, cataclismo vociferado a los cuatro vientos. No me entiendo, ni abarco, ni siquiera puedo abrazarme a solas en este dique que embalsa torturas. Esperare el nuevo sol, y mañana al alba pensare, en mi camino de redención.

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