Son las palabras que solo podemos decir en sueños, ellas son las devastadoras tormentas de nuestra alma, son aguacero lacrimógeno, dique que embalsa deseos, sin ningún aliviadero, mar de calmas, gigantescas raíces, que no nutren a la raquítica planta. Soy un iceberg, se que no me conoces, ni siquiera me atisbas, soy fosa abisal insondable, llena de monstruos que jamas vieron ni verán la luz. Solo el desahogo de los sueños, serena las fingidas muecas de mi cara.
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