Es signo de verdugos llevar tapada la cabeza.
Mareas de delincuentes amparados en el anonimato de los verdugos.
Asombra el descaro del que se tapa la cara y arremete contra el transparente.
Temo la corriente de las aguas revueltas.
Temo la virulencia de las aguas turbias.
Malvados malhechores que intentan acobardar, en la marea de embozados, al claro y meridiano.
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