La bella princesa que soñaba con ángeles.
Llueven a plomo los segundos.
Derritiendo belleza.
Manchando la credulidad de la imaginativa infancia.
Ladran los perros a la redonda luna en el jardín que defenestra las horas.
Ulula la solitaria lechuza en el olivo que se retuerce sobre el primer corazón.
Sobre el inocente amor del alba.