Defenestrar es un acto de poder.
Es un golpe de efecto.
Es una apuesta dura pero con frecuencia certera.
No debe temblarle el pulso al defenestrador.
Con bravura se debe defenestrar.
Rápido pero sabiendo que tras la defenestración habrá ruido.
Ruido de huesos rotos, ruidos de dolidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario