Es el blanco la diana perfecta para los verbos del dolor.
Es el sensible el más permeable a las lagrimas y al igual que experimenta la supina felicidad, siente de forma supina la tristeza.
Alégrate por ser mensajera de la paz, buscadora del ideal y paloma que se siente incomoda entre tanta enharinada graja negra.
Se crece con el riego de las lagrimas, con el sudor de los días y tu estás traspasando el umbral al que pocos son llamados, el umbral de la mística.
Es el desasosiego estigma del talento, del empático ser que solo pide ser entendido como él a los demás entiende.
No temas desnudarte porque a ese banquete muy pocos son los invitados y menos aun los llamados a catar el manjar.
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