domingo, 15 de febrero de 2015

Dios teme tu belleza

Te deseo en la luz cenital que como nieve te baña.
Te sueño en la triste acuosidad de tus estanques verdes.
Me embeleso en tu empolvado rostro que se pierde en el enamorado sol.
Me muero viéndote deambular por los espacios de tinieblas.
Deambular como una luciérnaga solitaria que busca un igual.
Rosa entre las rosas pero inconfundible rosa.
Rosa para la que todas las rosas son fondo.
Rosa con aura que prevalece sobre los fondos de rosas.
Con la nitidez justa, con la ensoñación precisa.

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