Somos reos de los imperfectos días pasados.
No somos fruto del último segundo.
No se fraguan las ruinas en el instante.
Los banquetes se pagan con los ahorros de ayer.
Pero el necio y osado los paga hipotecando el mañana.
El mañana permite la pirotecnia de hoy.
El sudor de mañana pagará el fasto del insensato ahora.
Ahora parecemos ser ricos, porque devendremos pobres mañana.
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