Es en los corazones abiertos donde entra el amor.
Entra y sale si así lo estima porque el generoso no ata
El generoso recibe con los brazos abiertos, con el pecho indefenso.
Con el pecho descubierto para guarecer al que así lo estime.
Para amparar al que de la vida se duele.
Abierto para agasajar, para permitir que el cansado descanse.
Descanse su cabeza en el reloj sin tiempo del abnegado amor.
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