Es el sino del niño arquero, herir corazones.
Es su sino de niño travieso, hacer travesuras.
Es su sino lanzar flechas y errar la lanzada.
Cuanto corazón herido sin tino, que no es consolado por el amado.
Cuanto corazón desatinado, que por nadie es querido.
Cuanto corazón mil veces traspasado y tan en exceso amado.
Ay niño ciego, que lanzas dardos de dolor.
Ay niño ciego, que tan descriteriadamente estableces el vinculo del eterno amor.
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