domingo, 17 de noviembre de 2019

Melania de Windsor


Melania de Windsor siempre sintió aversión por las medianías de los tibios y mediocres, solía decir sobre un compañero de correrías de la infancia que aun sintiendo cosas similares a ella eligió un camino diametralmente distintos.
"Siempre desconfíe de los blandos, no hay peor cornada que la que te dan las mosquitas muertas. Mansurrones que con sus finas palabras te envuelven de dulzor y aspavientos.
La verdad es que eran un bucle sus sermones, eran un vuelta la burra al trigo, una crítica suavemente despiadada a la valía, al orgullo que genera hacer rendir tus talentos. Dios nos dejó bien claro que no podemos enterrarlos. Acaso es delito, acudir a quien te los ha dado con la cabeza alta y sonriendo, después de haberlos multiplicado y habiéndote ganado el pan con el sudor de tu frente, no pedigüeñeando el pan a los otros, a los que lo han ganado con su propio sudor.
Triste ver, como quien tú sabes que tiene cámara y recámara, desordenada trastienda, luce relamido y acicalado con oropeles mundanos, mientras critica las leyes de este mundo, que no son otra cosa que una trasposición más imperfecta de las leyes del otro y perfecto mundo.
Si debemos rendir y trabajar, como no descansar de la jornada, con un pelin de humana soberbia, de engreimiento, que no es otra cosa que sin maldad, mirar atrás y ver que tu tesón te distancia de los que creen que el Dios benevolente que recoge donde no siembra, les va a regalar fortuna sin dar un palo al agua o por parasitar a quien lo da, y esperar de él, del laborioso, una mal entendida caridad. No se dan peces, se enseña a pescar, y para pescar uno tiene que querer primero aprender y estar dispuesto a faenar."
Melania, entendía de traiciones, de manos que en la sombra te acarician y manosean, y en la plaza prentas cogen una piedra para lapidarte.  Melania, siempre entendió de trastiendas, de sótanos, de puertas y corralas traseras. Entendió de dobles y triples vidas, de enharinados hipócritas, de jueces que no soportarían que se exhibiera, y juzgará con sus mismos argumentos, en un escaparate su escondida vida. De blandos convenenciosos, acicalados y relamidos, embaucadores, serpientes, amigos de Satanás que cuando nadie los ve, se desnortan y maman con ansia puta todo lo que se les pone por delante.
Melania de Windsor, nació atrapada en un cuerpo de hombre, que ella costosamente convirtió en el de una bella y explosiva mujer, por eso hablaba desde el orgullo que da creer en Dios, pero enmendarle la plana, pues Dios escribe con renglones torcidos y ella contra viento y marea, le enderezó los renglones a Dios.
Ella, siempre solía decir:
- "No existe la perfección inalcanzable, existe la perfección que no se alcanza"

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