La injusticia te hace activista.
Pero el activismo no suele atraer el aplauso.
Suele atraer la ira del sombrío.
Del sombrío que con su silencio público.
Y sus murmuraciones de trastienda.
Te apuñala en las callejas de su maleza.
Para sin parangón lucir en las laterales hornacinas.
Lucir su brillo de chatarra.
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