Es la mirada oblicua la que marca el pesar de la carga.
El cargo sin merito, sin entusiasmo y fortaleza.
Pájaros de oscuros aleteos y gorigoris de muerte.
Todo termina cayendo, y precipitando por la saturación sin plegaria.
Escabrosa es la maldad, con mil recodos donde se acantonan zafiedades.
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