Es mezquindad la sombra que mueve a la mano que presta corre a regar las heridas con sal.
Es mezquindad el tormento que incendia el aire de calenturas de envidia.
Es mezquindad la quemazón del que ve como desfilan los días vacíos de su vida vacía.
Manos de dedos gordos, estrangulados por sortijas de herrumbre, manos de infecta caridad.
Manos que envenenan el jardín de mezquindad.
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