domingo, 31 de mayo de 2015

Pataleta

La pataleta tiene mucho de soberbia, matizada con la fresca rebeldía.
Tiene también mucho de desencanto, de malograda batalla por avatares ajenos.
Sin pataleta que sería del visionario, que si en las corrientes imperantes no se adula asimismo, mientras discrepa y arrastra al exilio nada dorado a tan poca corte, moriría de inanición de afectos.
Pataletas de soberanos, de altivos vituperados, de excelsos arrastrados y despellejados en el lodazal de la plaza publica.
Es mi elegante pataleta queja de rendido, por un pueblo donde se ha esparcido odio, y con mucha fuerza y virulencia ha arraigado.

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