domingo, 22 de diciembre de 2019

Trinitario


Su apetito sexual era exacerbado, buscaba de modo desquiciado lo que le negaban en su lecho marital. Trinitario se casó con la guapa Isabel, pero tras casarse comenzó a padecer la frigidez de la bella esposa, para la que nunca era el momento y nunca tenia ganas, y sobre todo no había manera de yacer con ella, ni siquiera en la noche de bodas pudo consumar el matrimonio, un mes tuvo que esperar a que Isabel le permitiera desvirgarla, y todo ello entre aspavientos, gemidos. lloros y todo el rato refunfuñando y así no había manera de concentrarse y menos aún de disfrutar. Su vida marital fue un desastre, toda una odisea, que terminó dando al traste con la paciencia de Trinitario que decidió centrarse en perseguir a las criadas o a cualquier mujer que quisiera responderle, antes que a la suya, a la que dejó por imposible. Claro que Isabel ningún problema ponía a que su Trini, como ella lo llamaba, fornicara con cualquiera, porque de ese modo, ya no la mareaba a ella.
Desde la barrera Trini, era envidiado, se había casado con un partidazo, con una mujer muy bella, con buena posición y con tierras, que más se podía pedir, y si se podía pedir más, por lo menos eso pensaba el torero de Trinitario, el que lidiaba en el ruedo a Isabel, que se podía dejar domar y montar también.

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