domingo, 26 de enero de 2020
Las metas erroneas
A veces, los días tristes, los ángeles los llenan de luz. Nunca está todo perdido, siempre hay un hilo de esperanza.
Las metas erróneas, las vidas trazadas, los objetivos inoculados, generan ingente desasosiego.
Él, no quería ser militar, fue una realidad que le vino impuesta.
¿En que se parece la danza a una Academia Militar? En nada, se contestaba él.
Su cuerpo, no era el de un bailarín, estaba curtido en otro tipo de pruebas. Élisée, estaba encharcado de decepción, de una frustración que ni él, se atrevía a articular.
Con extremada frecuencia, los hijos son una proyección de los padres, son una vida que les permite materializar sus frustraciones, sus inconclusas trayectorias. Es muy difícil extraerse a este tipo de manipulación, en la que tus deseos nada importan y son algo a erradicar, porque entorpecen el logro de la meta trazada desde antes de tu concepción, desde la cuna; para ti, por ellos, los seres que tienen tu patria potestad.
Era mayo, era el mes de las flores y de los colores vibrantes. Fue en ese momento cuando un rayo de luz penetro. Élisée Beaumont, estaba en el Campo de Marte, cerca de L´Ecole Militaire. Estaba entretenido en el teatro de guiñol, disfrutando de "El Sastrecillo Valiente", y fue ahí, donde reparó en que no había utilizado todo su ingenio para imponer su posición.
Tras la función se acercó a conocer a los titiriteros, a preguntarles si se podía ir con ellos de gira, entrar en aquella o en otra compañía. Ellos, sobre todo Lucien, le indicaron lo que podía hacer. Y quedó, en volverse a ver con ellos, a la misma hora y en el mismo sitio.
Aquella tarde se presentó, con un pequeño petate, dispuesto a no volver nunca más a ser títere de nadie. Lucien, se alegró al verlo de nuevo. Aquella noche de mayo, pasó la noche en la pensión con Lucien.
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