Sera el varano de tu madre, plañidera nada sofisticada, la que a través de la ojiva, vea a la tropa de zamarros que quieren rendirme, patulea de necrofagos, que al luto acuden.
Ha muerto mi guante, el deseado, el diestro, el que en la siniestra no encaja.
la cornalina que broto de su pecho tras el certero tajo que te asesto la mano envidiosa, llama a las hienas, bestias corcovetas, que desde el arco entre jimiqueos tu progenitora jalea.
Mi rey ya no esta en este mundo, mi corazón no plantara batalla, esta lejos de sus manos, enguantándose el aire donde flota el alma de mi amado.
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