lunes, 8 de octubre de 2012

Toxico ardid

Me lamerás la boca como un licaón y nos predispondremos para la caza.
La hiena raposa y vulgar te cortejara, te atrae el vicio, a mi no me engañas. 
Se que no es tuyo el cetro, tu ralea es tan ordinaria, tus afeites engañan al vulgo, es algo tan fácil. 
Que ser tan primitivo eres, burda estirpe de supina ignorancia. 
Que rápidamente encumbra el pueblo, a la garrapata que parásita su oreja. 
Mentiras mil veces repetidas que pasaran por verdades, construcción inestable en pestilente ciénaga.
No desmontare tu toxico ardid, caerá solo por su propio peso.

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