miércoles, 3 de octubre de 2012

Tu viciada semilla

Cortara el arado el reseco páramo, mientras la matrona con elefantiasis vigila, borracha de calor bajo una encina. Tu viciada semilla nunca germinara, los grajos astutos y enlutados, para mi regocijo, rendirán buena cuenta de ella. Tu monstruo guardián, torpe en movimientos no los podrá espantar. Le gritara a tu bestia voluminosa que a la sombra se cuece; las palabras borradas no existen, las paginas arrancadas no se leen y distorsionan y entorpecen la lectura. Mil gracias salvíficos córvidos por diezmar el grano nuciente. Mil gracias agoreras criaturas que me ahorráis cosechar el ponzoñoso fruto de esta ralea.


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