Cauterizará el sol las heridas de mi alma o el insano calor las infectará de muerte, será la muerte el cauce propicio, de redención en las bellas ruinas, piedras bellas que la crisis desplaza a su libre albedrío, en el tablero de la nueva estética. En el nuevo orden añoraré el vicio del desorden. Besaré las llagas de los sillares que todavía erguidos luchan contra la gravedad del sino del los nuevos tiempos, en un abrir y cerrar de ojos meteré la mano en tu pecho y te arrancaré tu dolido corazón.
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