Pasa el tiempo y mientras nos envejece, nos agria y aclara.
Es la claridad lo que me hace no necesitar.
No rendir cuentas, no creer los cuentos.
El tiempo me ha enseñado a contar.
A restar días al final del acertijo.
A escuchar a la sibila loca de mis sueños.
Vamos en sentido contrario pero volveremos a colisionar.
Lo dirá el tiempo, lo rubricará la ruina.
Quien pierde lo importante.
Se ve forzado a vivir sus postrimerías entre lo sin importancia.
Antes te sobraba, ahora te hace falta.
Antes denostabas, ahora echas en falta.
Son tus amigos los que te exprimen con la escusa de la caridad.
Nada te dan, solo compran tu talento aprecio de saldo.
Estás en tu sitio, estas sitiado.
Sitiado por los años, las canas y un hambre que ya ni muerto saciarás.
Con nombre de arquero fuiste bautizado y por tu mala cabeza terminas asaeteado.
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